Las zapatillas de Anacleta

Ya se sabe, una ciudad oscura y tenebrosa, un villano despiadado con un pasado atroz y un superheroe multimillonario cuya temprana orfandad le arrastra irremediablemente a la lucha contra el mal... ¡el caballero oscuro ataca de nuevo cabalgando sobre nuevas zapatillas!

Clásico insectozapatil perfecto para veranear por campos, playas y bosques de coníferas. ¡Ideales para salir volando si la situación lo requiere o para zamparse los pulgones de los rosales de mamá cuando el hambre aprieta a media tarde!

Soñando voy que voy soñando que en una isla lejana mis pies van volando. Desde lo alto diviso una selva, verde y frondosa, repleta de vida.
No se me escapan a primera vista los inmensos baobabs y las llamativas palmas de viajero que regalan su agua a los sedientos.
Veo cientos de animales desconocidos, especies insulares únicas que me miran desde abajo con asombro...el más especial, el pequeño primate que enrosca su cola imposible en las ramas de los árboles, y que me guiña un ojo para saludarme mientras que con el otro hace gestos de advertencia, "márchate ahora", me dice, "dirige tu sueño hacia otros lugares y guárdanos el secreto"...

Abro los ojos y le guardo el secreto derramándolo en tela, congelándolo en el tiempo...

Pompas de jabón que suben y bajan, resbalan por las flores y estallando las empapan...
Pompas que salen de un soplido, alegres y divertidas miran de reojo a sus pequeños amigos..
Pompas de colores, que vienen a las manos, te sonríen y con un ¡pop! te lanzan lametones...
Pompas por acá, pompas por allá, ¡qué mejor que un verano para echarlas a volar!

Spiderboy me hizo un encargo muy especial, una zapatillas totalmente adherentes a cualquier tipo de superficie, pues las necesitaba para una misión veraniega de carácter altamente secreto.
Me puse rauda y veloz al trabajo, no sin antes investigar las particularidades físicas de diversos elementos conocidos por su pegajosidad, así que me enredé con los chicles de fresa (y alguno se enredó en mi melena todo hay que decirlo), con distintos mocos de araña, babas de algunos moluscos y otras cosas viscosas...¡al final del proceso mi laboratorio parecía haber sido engullido por una enorme babosa!
Pero el esfuerzo valió la pena y las spiderzapas por fin cumplen con creces su objetivo, ¡tanto que aún no he conseguido despegarlas de esa columna!